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Kase.O Jazz Magnetism
Kase.O: No, es tan solo un nombre para firmar por ahí. La “K”, la “A”, la “S”, la “E”, pues son letras guays. Después puse la O.
Kase.O Jazz Magnetism
Jazz Magnetism
Por Alejandro Carranza
Kase.O lleva más tiempo rapeando que el que yo llevo viviendo. Punchline tras punchline, rola tras rola, disco tras disco, año tras año. Haciéndolo a niveles tales que a sus 31 de edad ya puede darse el lujo de hacer lo que le plazca (cosa que no todos los rappers de 30 pueden, o al menos no deberían). Ejemplo de lo anterior es “Kase.O Jazz Magnetism”.
Su primer trabajo en solitario, donde se permitió desde coordinar el arte de la portada hasta acariciar el cliché. Y es que el título (más que “Jazz Magnetism”) bien podría ser “Sax Magnetism”. A mi ver reflejaría una síntesis más veraz y sin tener que “joder con los cánones”. No sé, creo que el Jazz va más allá de saxofoneos y tarolazos a destiempo. No es como que puedas impresionar a una morra fan de Chick Corea o de Dave Weckl con un: “Ah, sí. Yo he escuchado el de Jazz Magnetism… El de Kase… ¿Lo conoces?… ¿No?”… Si buscas Jazz pon la segunda mitad del track 5 no sin al final quedarte con una lección de vida sumamente trascendental respecto al alma femenina.
15 Tracks en su totalidad colabos (menos 1 o 2) “porque nunca los rapeo” y punto. La escuela y cumbre del ego trip, carnal. Nada nuevo. Hablar de Javier Ibarra (y por ende de este LP) es hablar de fragorosas vivencias dionisíacas; skills de esos que se tornan megalomanía; megalomanía de esa que en entrevistas –si cuestionado respecto a Dios- te permite contestar: “Yo soy dios. Y si no, al menos un pedazo de él”; y de esa “legítima arrogancia” sencillamente legitimada por una trayectoria que habla por sí sola.
El pedo de escuchar un disco rap “orgánico” (chafísima el término) que se sale de la sublime combinación de bombos, cajas, samples, loops y scratches es precisamente ese, que te quedas esperando ese cúmulo también conocido como “boom bap” que en este material se libera de vez en cuando en uno que otro track y es hasta entonces que puedes mover el cuello en paz. Si quieren darse un Jazz Magnetism de lujo, escuchen las versiones originales de los tracks, exceptuando “Que no hay alcohol” (que a huevo necesitaba una reedición), “Renacimiento” (que en la original suena medio raro), “Presente” y “Boogaloo” (que a huevo tenía que ser el sencillo). “Blue Pepper” por mí suprímanla. Neta, sería un discazo.
El álbum contiene también 1 o 2 rolas de esas como para dedicarse este “mes del amor” (chafísima el término) y recibir una cachetada –como debe de ser- (“Quieres” entre ellas), alguna historia gángster/romántica (“Tributo a Mr, Scarface 2011”, que suena más chida con Hazhe) y hasta 20 líneas de hecho agradables a manos del que pareciera ser el protagonista del disco… Simón, el saxofonista (“MC escandaloso xpósito”).
Si te crees rapper, o head o lo que te venga en gana, escúchalo, es un disco con una fuerte carga histórica (aunque eso te importe lo mismo que la educación a la derecha). Escúchate “Libertad” y retoma la esperanza en ti mismo otrora perdida tanto como humano y como “artista”. Después, el devenir del destino solito te hará llegar a “A solas con un ritmo”, te hará recordar (en el mejor de los casos) que este perro se rifaba desde el 99’, que tú no, que tampoco has cambiado de estilo ni de ideas desde entonces y por ende te hará revaluar lo del retiro. Es más carnal, retírate.